Quizás la sonrisa no era tan fácil de mantener, eso está claro.
Quizás yo no fuera la princesa, pero ten presente que tú eres el malo de la película.
Quizás mantener la esperanza sea cada día más difícil y cada día que pase sea un poco menos motivador.

Más de lo que pudiera explicar con mis palabras.

Lo que una vez te hizo feliz, te elevó hasta las estrellas, te bajó la luna, te arrancó sonrisas, eso mismo que te hizo sentir viva, será lo mismo que te derrumbe cuando menos lo esperes.

Lo di todo por una sonrisa en tus ojos, por sentirme bien conmigo misma al entregarte más de lo que poseía, por hacerte feliz. ¿Y ahora qué me queda? Este sentimiento arenoso, áspero, lastimoso, tan lleno de soledad y de vacío que el tiempo consumirá hasta dejarme en la nada, vacía de sentimientos, vacía por completo.
Pero ¿sabes qué? Valió la pena si ahora lo único que haces es vestirte con tu mejor sonrisa.

Lo dice todo (o más de lo que debería):

Es el día de hoy que no puedo superar tu partida. 
Es el día de hoy que cada día que pasa, por más que intento convencerme que no es así, te necesito un poquito más.
No voy a preguntar el porqué, quizás fue cosa del destino, y no quiero interferir en él.
Tampoco voy a preguntar el cómo es que sucedió, porque realmente no te conocí, aunque todos dicen que soy tu viva imagen. 
Pero sí voy a hacerte saber lo que significas para mí, para mi personalidad, para mi persona.
Una persona inigualable, insuperable, increíble por dónde se la vea, segura de sí misma, quizás no un ejemplo a seguir, pero sí un ejemplo de fortaleza, que todavía se mantiene vivo en mí.